
Es la laguna salina más grande de Sudamérica y la quinta del mundo.
Lo primero que impacta al visitante es su agua salada y cristalina, que debido a su alta concentración de minerales, ofrece una experiencia flotante similar al Mar Muerto. Estas aguas poseen propiedades terapéuticas naturales, ideales para la piel y la relajación corporal, convirtiendo a la laguna en un destino de bienestar.
La salinidad variable y el equilibrio ecológico hacen que Mar Chiquita albergue una sorprendente biodiversidad. En sus aguas habitan especies adaptadas al ambiente salino, como el pejerrey y otras especies nativas, mientras que en sus costas se desarrolla un ecosistema de gran valor: es hogar de más de 300 especies de aves, incluyendo miles de flamencos rosados, garzas, patos y playeros migratorios.

Además de su riqueza natural, la laguna invita a disfrutar de múltiples actividades recreativas:
Paseos en kayak o lancha para explorar sus márgenes y observar aves desde el agua.
Cicloturismo y senderismo por los caminos rurales y costeros.
Avistaje de aves y fotografía en miradores naturales.
Baños termales y terapéuticos gracias a las propiedades salinas del agua y el barro.
Atardeceres inolvidables, con reflejos rosados y dorados sobre la superficie.
Visitar la Laguna Mar Chiquita es sumergirse en un paisaje que combina inmensidad, calma y vida silvestre. Ya sea para relajarse, reconectar con la naturaleza o simplemente dejarse sorprender, este maravilloso espejo de agua salada es una experiencia que no se olvida.