Los atardeceres en Ansenuza son un espectáculo de tonos rosados y dorados que transforman la laguna en un gigantesco lienzo vivo. Cuando el sol comienza su descenso, la luz rasante atraviesa las nubes bajas y tiñe las aguas salinas de un suave color rosa pastel, reflejando a los flamencos en siluetas casi etéreas. Cada segundo ofrece una nueva paleta: del melocotón al púrpura, pasando por sutiles toques de lavanda que se mezclan con los matices del cielo. Los miradores de madera y las pasarelas elevadas se convierten en escenarios perfectos para capturar imágenes de gran profundidad y contraste, donde las sombras de las aves se alargan sobre el agua y crean composiciones extraordinarias. Tanto fotógrafos aficionados como profesionales encontrarán en estos atardeceres un “golden hour” único, en el que la simetría de las nubes y el ecosistema salino brindan infinitas posibilidades para retratar la armonía entre luz, agua y fauna.